Sobre la inspiración, las musas y otros mitos: Consejos para la página en blanco.
¿Esperas a que la inspiración llegue por arte de magia? Spoiler: no funciona así. En esta entrada desmontamos el mito de la musa y te cuento cómo enfrentar la página en blanco con algunos trucos que me han salvado más de una vez.
Eva M. Fernández
2/5/202511 min read


¡Ah, la inspiración! Idea romántica como pocas.
Musas que surgen del aire para susurrar al oído del escritor atormentado las ideas maravillosas que le mantendrán despierto, escribiendo hasta que sus dedos sangren o pierda la razón. ¡Dulce locura esa!
Por suerte, o quizás por desgracia, las musas suelen ser seres vagos. Puede que se hayan cansado de milenios de trabajos ingratos, no remunerados, ni siquiera con un "gracias". O quizás... No existan.
El mito de la musa
El amor por el mito de las musas viene de bien lejos. Aunque lo que conocemos como las nueve musas de Hesíodo proviene de la Antigua Grecia, con seguridad, en épocas anteriores existirían de otras formas, con otros nombres. El ser humano, al fin y al cabo, parece que desde que tomó consciencia de sí mismo adora hacer dos cosas: crear y destruir, y las musas entran en el primer saco.
Pero ya no estamos en la Grecia clásica y, a la espera de algún descubrimiento extraño por parte de la ciencia, la inspiración no proviene de estas diosas del arte. Viene, principalmente, del trabajo.
Siento chafarte las ilusiones, la verdad. Todos hemos tenido la idea idealizada —valga la redundancia—, de que el arte viene de algún sitio más lejano que nosotros mismos, pero lo cierto es que el trabajo es el único motivo por el que tenemos libros, cuadros, películas, arquitectura, y todo lo demás.
Pero tampoco te quiero mentir, porque es cierto, a veces sucede, las musas llegan de formas inesperadas. Pero seamos realistas, si te quedas esperando a que las ideas lleguen solas, solo te vas a frustrar y a bloquear más. Te sucedió una vez, fantástico, pero puede que no regresen nunca más. Así que, ¿vamos a esperar a que las musas decidan despertarse de la siesta para ayudarnos?
Calíope
La de la bella voz. Musa de la poesía, en particular de la poesía épica, y creadora del canto.
Clío
La que da fama. Musa de la historia y creadora de la retórica. Además de un Renault.
Erató
La deliciosa o amorosa. Musa de la lírica coral. Creadora de los himnos y la danza.
Euterpe
La muy encantadora. Musa de la poesía cantada y la flauta. Creadora del instrumento, la tragedia y las matemáticas.
Melpómene
La que canta. Musa de la tragedia. Inventora de la oda, poesía lírica, de la épica y de la tragedia.
Polimnia
La de variados himnos. Musa de la pantomima, los cantos sagrados y la poesía sacra. Inventora de la geometría, la danza y la armonía, la retórica y la lira.
Talía
La festiva. Musa e inventora de la comedia, la poesía bucólica, la agricultura y la botánica. Con h intercalada, una cantante de los 90.
Terpsícore
La que ama la danza. Musa de la poesía ligera, la danza y el coro en el teatro. Inventora de la flauta, el arte de tocar la cítara y la educación.
Urania
La celestial. Musa de la astronomía y de la poesía didáctica o de enseñanza.
¿Cuál sería la tuya?
Como última opción, en el caso de que, por lo que sea, hayas cogido una máquina del tiempo y te dispongas a viajar al pasado, te explico quiénes son las nueve musas y qué hacen cada una. No vayas a rezarle a la que no es y la liemos.


Buenas noticias: La inspiración se trabaja
Y sí, son buenas noticias. No vas a tener que estar sentado, mirando la pared esperando a que una de estas señoritas se digne a bajar del Olimpo.
Lo sabes. Todos nos hemos enfrentado alguna vez a la página en blanco. Ese sudor frío que te recorre cuando solo ves un hueco que rellenar de palabras que parece que las traen SEUR, porque nunca llegan.
Pero, ¿te has parado a pensar por qué?
Si te digo "trabajo duro y disciplina", te va a dar pereza o, peor, miedo. Lo sé, también me ha pasado. «¿Cómo que "trabajo", si yo escribo justo para olvidarme de él?» ¡Ay, querido! Sí y no. Ser escritor es otro trabajo, pero tú decides si disfrutarlo o no.
La creatividad es como un músculo, si no se usa, se atrofia. Por contrario, cuanto más lo uses, más fácil será hacer cosas con ella. Entonces, es fácil, tan solo debes ir al "gimnasio de lo creativo".
El problema de este gimnasio es el mismo que el del cuerpo; si no te motivas, al final lo abandonas.
Entonces, Eva, cállate ya, y dime qué debo hacer.
Consejos prácticos para combatir la página en blanco
¡Vale! Vamos a lo que nos interesa. ¿Qué hacer? Muchos de los siguientes consejos son vox populi, es decir, que son los que leerás y escucharás por parte de muchos profesionales.
Sin embargo, te voy a decir algo que muchos no dicen: No te comas la cabeza, es posible que algunos no funcionen para ti y no, tú no estás haciendo nada mal.
Mi primer consejo es que adaptes todas estas sugerencias a tus necesidades y si hay alguna que no te guste o con la que no te sientas cómodo, descártala. Eso sí, pruébala primero antes de nada.
Escribe. Tan solo escribe.
Pero, Eva, si estoy aquí es porque no consigo escribir. Analicemos: ¿Es eso o te bloquea que no te salga como tú quieres? Que no te paralice la búsqueda de la perfección, ni tampoco el intentar llegar a un número de palabras por día/mes o lo que sea. ¡Ya habrá tiempo de editar! Escribe 100 palabras, 10 o 1, pero no te pares.
Escribe, aunque no tengas ganas.
El mayor problema que te vas a encontrar serás tú mismo. Te va a dar pereza. Vas a decir, "estoy cansado", "ahora no me apetece". Y, eh, no me malinterpretes, que a veces puede suceder, pero cuando pasa lo mismo día tras día, amigo, ahí pasa algo más.


A veces deberás forzarte a ti mismo a escribir. No tiene que ser gran cosa, ni siquiera tiene que ver con el proyecto que estés intentado escribir. Una sola frase, sobre tu día, sobre algo que te guste o algo que te haya enfadado. En una libreta, en el móvil, no importa. Verás que, con probabilidad, tras una frase vendrá otra. Aprovecha el impulso.
Cambia de aires.
Es posible que hayas acabado en un bloqueo por puro agotamiento. Piénsalo, esto también sucede en otros ámbitos. Te puede encantar el chocolate, pero si es lo único que comes, al final lo aborrecerás y no querrás saber nada de él en un tiempo. Y la solución es la misma para ambos problemas: Cambiar a otra cosa.
Si tienes otros proyectos o alguna idea en la que te apetezca adentrarte, es el momento perfecto. Deja de lado tu proyecto principal durante unos días o algunas semanas y céntrate en algo nuevo. Redescubre la pasión por escribir. También te ayudará a pensar en cosas distintas y quizás dar solución a esa escena en la que te habías quedado atascado.
Pasa a la siguiente escena o capítulo.
Si no puedes hacer lo anterior porque tengas una fecha límite o no encuentres ninguna otra idea que te seduzca, pasa página. Literalmente.
Lo más probable es que te hayas quedado atrancado en una escena complicada. ¿Sabes lo bueno? Los libros no se tienen que escribir igual que se leen. Puedes escribir lo que quieras y cuando quieras, en el orden que te apetezca. ¿Te apetece irte directamente al final? ¡Dale! Es probable que cuando regreses a esa dichosa escena tengas un nuevo hilo del que tirar.
¡Es el día de todo al revés!
Nada, que no, que esa dichosa escena no quiere desarrollarse, o no sabes cómo seguir la historia más allá. No sabes lo que quieres pero, ¿y si lo hacemos al revés? Piensa en todo lo que NO quieres para tu historia.
Puedes pensar que no quieres que cierto personaje descubra algo, o no quieres que ese otro termine con vida. Bien, vas por buen camino. Y ahora, ¿qué debe pasar para que eso no suceda?
¿No se te ocurre nada? Tranquilo, démosle otra vuelta al día de todo al revés. ¿Qué es lo que nunca, jamás de los jamases haría ese personaje? Juega con ello. ¿Y si esa cosa imposible sucediera?
No tengas miedo a abrir nuevos caminos y descubrir nuevas posibilidades.


Déjate inspirar por otros profesionales.
Y creo que con esta van tres veces pero, te lo repito: Esto es un trabajo.
Es necesario leer sobre el oficio para mejorar nuestras habilidades. Los libros que te recomiendo a continuación me han sido muy útiles, y son herramientas muy válidas para ver tu manuscrito con otra perspectiva.
¡Salva al gato!, de Blake Snyder.
Aunque está enfocado al mundo del cine, es un libro muy práctico y se lee en un pispás.
Escribir ficción, de Gotham Writer's Workshop.
Otro libro muy práctico. Más avanzado que el anterior, eso sí, pero también útil desde la primera página.
Mientras escribo, Stephen King.
Un libro muy curioso sobre la forma de ver el mundo de la escritura por uno de los mejores. No es tan práctico como los anteriores, pero te servirá para inspirarte.
Mi experiencia con mis novelas
Tanto para "El Gigante en la Niebla", como para "La mujer en el cuadro", y otras historias de las que aún no sabes nada, en todas y cada una de ellas hubo momentos en los que no sabía cómo continuar. Nos ha pasado a todos. Piensa en tu escritor favorito. Estoy al 99% segura de que también le ha pasado.
Con "La mujer en el cuadro", sin embargo, tuve que trabajarlo mucho a pulso. Recuerdo que hice los primeros cuatro capítulos del tirón y luego, la gran nada. Me abrí un documento de Word, saqué la libreta y empecé a esquematizar absolutamente todo. Primero dejé que todo fuera libre. Algunas ideas de cosas que quería que sucedieran. Luego pensé en los enemigos, los demonios. Pensé, después, en cómo me gustaría derrotarlos. De ahí, casi sin darme cuenta, me salió el final, al menos los últimos párrafos.






Tardé cerca de diez añazos en escribir "El Gigante en la Niebla", así que imagina la de veces que me sucedió. A mi propio favor diré que fue mi primera novela y, oye, de todo se aprende.
El primer disparo de inspiración me vino, creo, con un sueño. No sabes la de veces que los sueños me han salvado el pellejo. ¡Incluso hice una novela entera —no publicada— basada solo en un sueño! Sin embargo, normalmente es solo eso, un disparo, una bengala que ilumina todo durante un par de minutos antes de que regrese la oscuridad.
Otra parte de la historia me vino mientras escuchaba música, en particular, "No pain for the dead", de Angra. Pude ver como dos personajes se lamentaban de su situación, del futuro, de no poder cambiar nada. Y así nacieron Anna y Lukas.
Tenía el principio, tenía el final y algunas ideas en mitad. Era hora de meterlo en el horno y ver qué salía de ahí. Fui de menos a más. Primero las ideas más generales, qué quería que sucediera en general en la historia. Luego, fui desarrollando un poquitín más cada idea, y abriendo el abanico. Luego, de cada idea, un poquitín más. Como un árbol genealógico, o como un fractal. En cuanto me di cuenta, tenía toda la historia desarrollada de principio a fin, capítulo por capítulo. Es cierto que luego algunas cosas cambiaron, pero en esencia, todo estaba ahí.
Esa fue la parte de trabajo duro. La parte de las musas vino porque dentro de mí tenía mucho dolor acumulado por cosas malas que me habían sucedido en los últimos años. Ya estaba sanando, sí, pero no quería olvidar todo el dolor que había pasado. Quería que sirviera para algo. Y recordarme a mí misma que todos podemos salir de ahí. Una redención. Una esperanza.


En resumen
Que las musas, si existen, benefician mucho más a quien tiene la mente activa, aunque sea en otras cosas, que las que simplemente están paradas esperando un relampagazo de inspiración divina.
Recuerda: Escribe, escribe aunque no tengas ganas, descansa tu mente, lee otras cosas, date un paseo y relájate, no te obsesiones y, sobre todo, diviértete. Que sí, que esto es un trabajo, pero, ¿quién dijo que no puede ser divertido?
Espero que este post te pueda ser útil. No dudes en comentarme todo lo que pienses. Si puedo ayudarte, ¡lo haré encantada!
¡Hasta la próxima!
Las malas historias son las mejores.
No, no me he vuelto loca. Ve a la librería o a la biblioteca, coge el libro que PEOR pinta tenga, el más cutre, el que peor valoración tenga. O coge alguno que tengas por casa y hayas odiado o no hayas terminado de leer. Ahora, analiza porqué.
Se aprende más con los malos libros que con los buenos. Con las buenas historias, nos centramos en disfrutarlas, y es más difícil descubrir porqué algo bien hecho está bien hecho. Sin embargo, cuando lees algo malo, pero malo de verdad... ¡Es imposible no ver los errores!
El arte está en todas partes.
Pueden suceder dos cosas, o estás bloqueado, o necesitas ideas nuevas. Para ambas cosas, la solución puede estar en investigar otras ramas del arte. Enciende la consola y juega a ese juego que tantas ganas le tienes. Sal a la calle, da un paseo y disfruta de las vistas. Ve al cine, al museo, a la biblioteca, al teatro... ¡Todo vale!
Relájate y disfruta de otras formas de contar historias. Despeja tu cabecita pensante por un rato. Tu cerebro también necesita respirar y descansar de vez en cuando.
Vas a descubrir que te saltarán ideas nuevas al regazo. Puede que muchas no tengan nada que ver con lo que buscas. Tira de nuevo la caña y a ver qué es lo siguiente que pica. Quizás lo que captures te sirva para crear tus propias ideas.
¿Quieres ser más preciso? Analiza al detalle todo el entretenimiento que consumas. Si estás escribiendo una novela de terror, lee, por ejemplo, a Stephen King con detenimiento. ¿Por qué sus historias funcionan? ¿Qué las hace únicas? ¿Cómo son sus personajes? ¿Cómo son sus reacciones? ¿Cuáles son los peligros? ¿Cómo está dividida la novela? Y esto vale para cualquier género, con cualquier modalidad del arte. Analiza tus películas preferidas y descubre qué es lo que las hace especiales. Destrípalas escena a escena.
Ya te dije que esto era un trabajo, y a veces hay que currar un poco más, pero al final lo agradecerás.
¿Los personajes son planos? ¿La historia no tiene ni pies ni cabeza? ¿Todo se resuelve con un deus ex machina que te enfurece? ¡Fantástico! Anótalo todo. Ahora sabes lo que NO has de hacer.
Eva M. Fernández
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