De la inspiración a la publicación: Cómo nació La mujer en el cuadro

El viaje de una novela desde la primera frase hasta las manos de los lectores.

Eva M. Fernández

2/19/20257 min read

La chispa de una historia

A veces, las ideas llegan cuando menos lo esperamos. En mi caso, la primera frase de La mujer en el cuadro apareció por mi cabeza cuando estaba en la cama, en ese momento de duermevela donde las ideas se retuercen. La apunté en el móvil y me volví a dormir sin prestarle mucha atención y sin imaginar que, tiempo después, aquella simple frase se convertiría en el inicio de una novela. No tenía planeado escribir esta historia, pero ahí estaba, tomando forma casi sin darme cuenta varios años antes de que escribiera una sola palabra.

La ¿inspiración? detrás de la novela

Sobre el origen de la idea principal, si te soy sincera, tengo un vacío en la memoria. No recuerdo el momento exacto en el que decidí que esta historia trataría sobre cuadros que cobran vida ni cuándo surgió Iris o el resto de personajes. Tan solo aparecieron.

Solo sé que, en uno o dos días, escribí los cuatro primeros capítulos, sin parar… y luego me quedé total y absolutamente bloqueada. Tardé meses en volver a escribir, pero, eso sí, una vez lo hice, no me detuve hasta terminar.

En cuanto a influencias, La campana de cristal de Sylvia Plath fue para mí un antes y un después, tanto en lo artístico como en lo personal. En otra ramas del arte, también hay pequeños guiños a El jardín de las delicias, que hace un pequeño cameo en cierta parte de la novela, y a obras donde el protagonista es un artista y su obra define su vida, como el videojuego Alan Wake.

Además, quería hablar sobre las enfermedades mentales, la depresión y cómo afectan al proceso creativo. Acababa de pasar por una época terrible tras la enfermedad y muerte de mi padre y necesitaba volcar esos sentimientos en algo. Quería que todos esos sentimientos horribles quedaran en algún sitio, como una especie de homenaje a lo que sufrí, para que no fuera sin sentido. La escritura se convirtió en una forma de darles sentido.

El proceso de escritura: de la idea al papel

Para estructurar la novela, hice un esquema detallado con todo lo que quería que sucediera en la historia, capítulo por capítulo.

Comencé de forma genérica, con algunos elementos o acciones que quería que ocurrieran, y luego los fui poco a poco uniendo con escenas que iban surgiendo durante el proceso de la creación del esquema. En cuestión de un par de días, tenía desarrollado punto por punto lo que quería que sucediera en cada capítulo.

Tener ese esquema me ayudó muchísimo, tanto a salir del bloqueo del capítulo 4 como a avanzar rápidamente en el proceso del primer borrador, pero a pesar de todo hubo momentos complicados.

El gran reto: correcciones y edición

Me encanta escribir. Me encanta el proceso de crear, pero detesto con toda mi alma el proceso de revisión y edición. Sé que es esencial, pero me aburre y es agotador.

Hago todo lo posible para que sea una fase corta. Primero, dejo pasar un tiempo antes de releer el manuscrito con ojos críticos, tomando notas y corrigiendo lo que haga falta. Luego, lo paso a mis lectores beta y hago ajustes según sus sugerencias, especialmente si coinciden en sus opiniones. Una vez hecho esto, vuelta a la casilla de salida. Esperar, releer, revisar, editar.

Para que sea lo menos tedioso posible, no suelo escribir a lo loco, a no ser que esté bloqueada, sino que voy haciendo pequeñas ediciones y modificaciones sobre la marcha, primero porque de verdad, es que no me gusta hacer esto, y segundo, porque luego no me voy a acordar de qué quería hacer o decir, así que mejor hacer lo esencial sobre la marcha.

Lo más agradable de todo el proceso y también lo más sorprendente fue la respuesta de los lectores. No solo por la cantidad, sino por sus reacciones. Fue increíble, y lo sigue siendo, descubrir que la gente se haya emocionado, que hayan llorado y sufrido con los personajes, que la recomienden y, sobre todo que les haya ayudado a entenderse a sí mismos… Eso es lo más valioso, lo verdaderamente maravilloso. Saber que la novela ha podido ayudar a la gente... Es indescriptible.

Ahora me alegra haberles hecho caso.

Contacté con Planeta y otras editoriales, pero por diversos motivos al final opté por la autopublicación. Es un proceso que ya había hecho con anterioridad con El Gigante en la Niebla, y me agrada porque te da control total, pero si tuviera que resumir la experiencia en una palabra o una sensación, diría que es agotador.

Tienes que encargarte de todo, y cuando digo todo es todo: maquetación, diseño, promoción, gestión con librerías… Ya os contaré más en el futuro.

Lo que llevo regular es esa sensación extraña de que algo tan íntimo, que ha salido de tus entrañas, que significa tanto, te hable de ella gente que ni conoces. Es como si se hubieran metido en tus pensamientos y te vieran desnuda. Poco a poco empiezo a acostumbrarme, pero sigue siendo una de las sensaciones más raras que existen.

Espero que este post te haya gustado. No dudes en comentarme todo lo que pienses.

¡Hasta la próxima!

Uno de los mayores retos fue lograr que los lectores no confundieran a la protagonista conmigo. Blanca no soy yo, aunque haya sentimientos míos en ella. También me esforcé en tratar la depresión con realismo, documentándome bien para que fuera lo más fiel posible a la realidad.

Personajes: ¿Quiénes son y cómo los creé?

Mis personajes son una amalgama de personas que conozco, invenciones propias y referencias literarias. Blanca, por ejemplo, tiene un poco de mí, pero también de Esther, de La campana de cristal. Iris, por otro lado, la imagino como una Venus en El nacimiento de Venus, y muchas veces olvido que está desnuda en toda la historia.

En cuanto a la evolución de los personajes, Diego fue el que más cambió desde su concepción inicial. Iba a ser un personaje plano, muy secundario y mucho más básico en sus motivos y sus actuaciones. Pude ir transformándolo a un personaje más gris, y estoy muy contenta para ser un personaje que, en un principio, ni tenía planteado ni existía en la historia original.

También hay un pequeño detalle que me gusta: todos los nombres están relacionados con el arte. Blanca, como un lienzo en blanco; Iris, que representa todos los colores; Diego, por Diego Velázquez; Renoir, como el pintor (Y una metareferencia a un personaje de una historia anterior no publicada); y Raquel, en honor a la pintora y profesora Raquel Forner.

Captura de pantalla de mi Google Keep, donde aquella noche de agosto de 2020 escribí la primera frase de la novela que cambiaría mi vida.

La campana de cristal de Sylvia Plath, uno de los libros que más me han influido.

A esto lo voy a llamar “pre esquema”, porque antes de hacer el documento en sí, hice muchas tablas y árboles de decisiones para, bueno, decidirme.

De Sandro Botticelli - Adjusted levels from File:Sandro Botticelli - La nascita di Venere - Google Art Project.jpg, originally from Google Art Project. Compression Photoshop level 9., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=22507491

Aunque la historia evolucionó bastante desde su idea inicial (por ejemplo, Diego ni siquiera existía al principio), el manuscrito final no tuvo grandes cambios de los primeros borradores. Gracias esa forma de hacer mini ediciones y al esquema detallado, las modificaciones fueron mínimas, lo que redujo el tiempo de reescritura.

La publicación y lo que vino después

No voy a mentir. Publicar la novela fue una experiencia agridulce.

En un principio, ni siquiera pensaba hacer nada con ella, sentía que era algo tan íntimo que prefería dejarla en un cajón, pero tras quedar tercera en el Premio de Novela Fernando Lara 2023 (Algo de lo que hablaré en otro momento, porque menuda experiencia en todos los sentidos), la gente me empezó a parar por la calle (No es broma) preguntándome cuándo iba a publicarla, y en cierta manera, no tuve más remedio.

Ejemplo soso de una anotación de un lector beta. Me gustan más cuando se dejan llevar por la historia, pero en verdad estas son muy útiles.

La mujer en el cuadro en el escaparate de la librería Metrópolis, en Jaén.

Siendo feliz en la presentación del libro en la Librería Moriarty, en Granada.

Reflexión final

De todo esto, llévate estas palabras:

Sigue intentándolo. Sigue escribiendo.

Cuando terminé de escribir La mujer en el cuadro, en aquel lejano 22 de febrero de 2022, no creí que haría nada con ella. Como otras cosas, creí que se quedaría en un cajón, sin nada que esperar, sin nada que hacer. Resulta que les gustó a gente importante en el mundillo y decidieron que quedara tercera en uno de los premios más importantes de la literatura en castellano.

Mi consejo: Cree en ti y en lo que haces. Siempre habrá alguien que te entienda, que te valore. Siempre habrá alguien a quien puedas ayudar con tus letras.

Pero sobre todo, disfruta del viaje. Al final, es lo único importante.

Disfrutando del momento, incluso aunque me dolían los pies.